martes, mayo 01, 2007

El noble arte de elegir un hotel barato

Después de escribir dos artículos seguidos relacionados con los viajes va a parecer que me paso la vida de aeropuerto en aeropuerto viendo el mundo que está más allá del Pisuerga. Nada más lejos de la realidad, para mi desgracia. Lo cierto es que me encantaría viajar mucho más de lo que lo hago, pero al habernos educado en la época pre-Erasmus, no tenemos costumbre de planificar viajes rápidos y baratos, características indispensables para poder disfrutar de varios viajes al año. En el post anterior describí algunas de las tareas de preparación de un fin de semana en Milán y estas vacaciones de pascua, como queríamos pasar unos días en Londres, aprovechamos de nuevo parte de ese conocimiento.

La mayor parte de las tareas de preparación del viaje fueron muy parecidas a las del viaje a Milán, (cambiando algunos proveedores y medios de transporte), así que lo único que merecería ser documentado es el noble arte de elegir un hotel barato a partir de las opiniones de los usuarios. Aunque lo intenté e invertí un buen número de horas leyendo comentarios y comentarios de usuarios en sitios como Tryadvisor, al final no llegué a una conclusión satisfactoria a tiempo. Ante el riesgo de meter a nuestros compañeros de viaje en un agujero infame sin baño en la habitación decidí ser conservador y analógico y pedir consejo a los amigos que habían estado últimamente por allí. Afortunadamente Juanvi me recomendó un hotelillo en la zona de Paddington con la categoría de “suficiente”. Para quien no conozca esta categoría en la hostelería anglosajona diré que se trata de alojamientos baratos (para los estándares de Londres), céntricos (también para los estándares de allí), y límpios (para los estándares de la cultura occidental). Así acabamos en el Seymour Hotel y descubrimos lo que es hacer maniobras para entrar en la ducha, porque el baño era toda una oda a la ingeniería de la miniaturización. A pesar de todo, como sólo íbamos a dormir, y no muchas horas, cubrió nuestras necesidades a la perfección... y eso que no tenía Wi-fi.

La gestión de las reservas a través de hotelclub.com también discurrió sin problemas dignos de mención, ni durante el proceso ni al llegar allí. Internet siempre genera una cierta inquietud a que te hayan perdido la reserva o a que te den una habitación de características diferentes a causa del overbooking. En esta ocasión no hubo sobresaltos, más propios por fortuna de los años 90 que del siglo XXI. Después de evaluar varios de los grandes mayoristas hoteleros internacionales, incluyendo el que está integrado con Google Earth, como no tenía referencias de ninguno de ellos el precio fue el factor decisivo en la elección. Los precios que aprecían en la recepción del hotel eran exactamente los mismos que los pagamos online a través de hotelclub.com, luego parece que dimos con un intermediario que aporta valor sin incrementar el precio del servicio. Desde luego, para ocasiones futuras parte con ventaja como proveedor de cabecera.

El trayecto entre Stansted y Londres, también vale la pena comprarlo online (la mejor tarifa la encontré directamente en Ryanair) y recoger los billetes con el localizador en las máquinas expendedoras del aeropuerto. Además de ahorrar unas cuantas libras (casi 9 Euros por billete), también se evita la cola de la ventanilla de la taquilla del Stansted Express, porque claro, una buena parte de la gente que venía en el avión, tampoco lo compró con antelación... alguna ventaja tenía que tener ser ciudadano digital.

La otra diferencia respecto a otras veces que habíamos estado en Londres ha sido la Oyster Card, que ofrece gran flexibilidad para gestionar todo el transporte en Londres (metro, autobús, DLR, barcos, etc), de una forma mucho más económica que hace unos años... además de disponer de gestión online. Esto no lo sabía antes de ir, pero también es posible llevarlo todo perfectamente organizado desde casa. Y es que estudiar el estado del arte del transporte, con el cansancio que uno lleva después de un montón de horas de viaje y de controles de seguridad, pues no apetece mucho.

Como ya he empleado el espacio que me parece razonable para que un artículo no se convierta en un ensayo me voy permitir un próximo artículo para documentar las tareas para después de un viaje digital, que espero publicar próximamente, aún a riesgo de que este blog parezca un blog temático de viajes.

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