lunes, febrero 26, 2007

El 010 del Ayuntamiento de Valladolid y el certificado de empadronamiento que me trajeron los reyes magos

En beneficio de la captatio benevolentiae (por cierto, tengo que liar a mi amigo Iñaki para que escriba el artículo para la wikipedia), me voy a permitir contar cada una de estas pequeñas historias como si acabasen de ocurrir. Esto no siempre va a ser cierto, como es el caso, pero creo que no tiene ninguna importancia, sobre todo cuando se trate de poner de manifiesto el buen funcionamiento de un servicio como es este caso. Cuando se trate de alguno de mis fracasos online, intentaré cercionarme de que no ha mejorado el servicio desde mi patinazo.

Renovar el D.N.I. es una tarea completamente rutinaria, salvo en las ocasiones en que se produce algún cambio significativo en tu situación personal. En mi caso se trataba de un cambio de empadronamiento que es necesario acreditar con el correspondiente certificado que expide el ayuntamiento de tu municipio. Como es habitual, aunque no sea lógico, la administración hace recaer en tí como administrado la tarea de demostrar la nueva situación con documentación que expide la propia administración. Aunque sean de distinto rango, en este caso estatal (el Ministerio del Interior) frente a local (el Ayuntamiento de mi ciudad, esto es, el de Valladolid), deberían "hablarse" entre ellas, pero esa es otra historia.

El caso es que tratándose de un Ayuntamiento de un cierto tamaño (no es que Valladolid sea como Madrid, pero tampoco es un pueblo pequeño de la montaña) pensé que podría haber dado un cierto número de pasos en cuanto a servicios digitales al ciudadano se refiere. Después de revisar con detalle el sitio web del Ayuntamiento de Valladolid y no conseguir localizar la página de información acerca del trámite descargué el formulario normalizado de solicitud del certificado y comencé a hacerme a la idea de que iba a tener que ir a la oficina del Ayuntamiento y describir mi primer fracaso en este post.

Sin embargo, mientras hacía cábalas acerca de cuándo podía planificar una salida de la oficina que se presentaba larga (y de cómo iba a recuperar después ese tiempo de trabajo), pensé que sería una buena idea utilizar el canal de contacto con el Ayuntamiento para expresarles mi descontento con un trámite que me iba a obligar a perder varias horas de trabajo. Y esto es lo que pasó (las fechas y horas son completamente rigurosas):
  1. 21.51 horas del día 3 de Enero. Envío un escueto correo preguntando muy correctamente si existe alguna forma de obtener un certificado de empadronamiento sin tener que ir a las oficinas del ayuntamiento.
  2. 22.13 horas del mismo 3 Enero (sí, exactamente 22 minutos después). Recibo un amable correo indicándome que si les facilito una serie de datos me enviarán el certificado por correo ordinario.
  3. 22.23 horas. 10 minutos después. Todavía perplejo y emocionado escribo a toda prisa un correo con los datos que me solicitan.
  4. 22.33 horas. Otros 10 minutos después. Sin más, me confirman por correo electrónico que el certificado ha sido emitido y que por la mañana saldrá por correo ordinario a mi domicilio.

No cabe otro calificativo que el que se resume en las dos conocidas palabras que incorporó ese gran académico que es Jesulín de Ubrique a nuesto leguaje: “IM”-“PRESIONANTE”. Ni que decir tiene, que efectivamente, dos días después el certificado estaba en mi buzón, y eso que era un 5 de Enero, con medio país de resaca navideña y el otro medio esperando a los reyes magos de oriente.

En fin, soy consciente de que se puede sacar punta muchas de las cuestiones que he descrito, pero no es ese mi ánimo ni el objetivo de este pequeño proyecto. No obstante, si un servicio así funciona tan extrardinariamente bien, ¿no vale la pena al menos un párrafo en el sitio web del Ayuntamiento explicando que basta enviar un correo electrónico y que no es necesario ir físicamente a las oficinas? ¿Cuántas horas se malgastan a diario por este motivo? Además me imagino que este funcionamiento será similar para otro buen número de servicios (por cierto la documentación la tuve que localizar a través de una búsqueda en Google). Pero, si nadie nos lo dice, ¿cómo los vamos a usar?, sobre todo pensando en aquellos usuarios menos avanzados a los que encima últimamente se acusa de no poner interés en la sociedad de la información.

En cualquier caso, salvo este “pequeño” detalle de comunicación, tanto el funcionamiento, como el trato y la eficacia del servicio que he obtenido sólo lo puedo calificar como excelente y ejemplar. Exitos online 1 – Fracasos online 0