domingo, junio 22, 2008

Por favor, ¡apagón analógico ya!

No es que tenga mucho interés por las aventuras de la selección en la Eurocopa de fútbol, pero es que intentar ver la tanda de penaltis en un cadena digital cuando parece que todo el país lo ve en el bar en una cadena analógica, le quita a uno las ganas.

Cuando el jugador está comenzando la carrera hacia el balón, ya oyes por la ventana los gritos que inequívocamente te dicen cuál ha sido el resultado del penalti.

Por favor, que adelanten el apagón analógico, que esto de tener una sociedad de la información de dos velocidades es muy molesto y no fomenta nada la afición.

Por cierto, ¡enhorabuena a la selección española!, que el hecho de que el fútbol no me interese demasiado no quiere decir que no me alegre de la victoria ante Italia. Y a seguir soñando con el título.

martes, junio 17, 2008

Si ya tienes teléfono, ¿para qué quieres internet?

Con frecuencia he sostenido en artículos anteriores, sobre todo en fracasos, que si las administraciones públicas respondiesen al correo electrónico que publican en sus webs ya darían un gran paso en la digitalización de sus servicios. Sin embargo, la historia que os voy a contar me temo que echa por tierra todos los argumentos que he utilizado en esas ocasiones.

Cuando me dispuse a solicitar la cita para obtener un DNIe pensé que no podía haber ningún problema. Se trata de la inicitativa que probablemente más cuidado debería haber puesto en sus servicios "digitalizados". Sólo por cuestión de imagen y credibilidad ante unos ciudadanos ya de por sí con escaso interés en el asunto. Por supuesto, en unos minutos descubrí que existía un sistema telemático de solicitud de cita previa para la obtención del DNIe. A pesar de la infame ventana emergente que cambia la forma del navegador y de pedir datos como las 9 cifras del equipo de expedición (mira que son ganas de disuadir al usuario), no consiguieron desanimarme. Sin embargo cuando en el siguiente paso intenté solicitar sobre un bonito mapa la provincia en que deseaba la cita la aplicación no me lo permitió.

Mala suerte pensé, un error en la aplicación. Sin ninguna acritud envié un correo electrónico describiendo el problema por si no lo conocían a fin de que pudiesen solucionarlo. Y así lo dejé ya que no tenía ninguna esperanza de recibir respuesta. Ni siquiera pensé que la historia valiese que os castigase con otro artículo.

Has que recibí la respuesta impagable que podéis ver en la imagen:


Claro está que hacía varios días que yo solo, sin ninguna ayuda, había llegado a esa conclusión y había solicitado la cita por teléfono. No sólo no conseguí mi propósito sino que además he perdido un poco más la fe en el correo electrónico de las administraciones públicas, incluso en los proyectos que llevan la palabra "electrónico" en el nombre.

Supongo que en el fondo tienen razón. Al fin y al cabo el teléfono es una tecnología madura que tiene más de 100 años y su funcionamiento está sobradamente probado. Entre otras bondades, es bastante fiable, los usuarios están entrenados y está ampliamente desplegada. Con poner un 902 está hecho. Por cierto, publicar un número de teléfono fijo para que la llamada no tenga coste para los usuarios con tarifa plana sería un detalle. En fin que otro fracaso más, aunque este ha resultado bastante cómico.