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sábado, septiembre 17, 2011

La Junta de Castilla y León me pide en la oficina virtual que compre una licencia de Windows

Hace unas semanas me dispuse a realizar un trámite que he realizado con anterioridad en numerosas ocasiones, aunque siempre de forma presencial en la Junta de Castilla y León. No es particularmente complicado pero requiere la entrega de documentación de forma física, por lo que el beneficio de realizarlo online respecto a ir a la ventanilla es muy pequeño. Sin embargo, y dado que aún no había probado la nueva Oficina Virtual de la Administración Tributaria de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, decidí echarlo un vistazo por si el procedimiento había mejorado y ahora era posible realizarlo sin descargar el programa de ayuda PADIA e ir a la oficina físicamente. Por desgracia, el resultado fue el que podéis ver en la imagen, un mensaje que dice al usuario cuando accede desde un navegador diferente a Internet Explorer:
"Para utilizar la oficina virtual de la Consejería de Hacienda debe conectarse con el navegador Internet Explorer".
Como hace ya varios años que no dispongo de ningún ordenador con sistema operativo Windows así acabó mi intento de realizar el trámite de forma telemática, esto es, con un sonoro aunque afortunadamente rápido fracaso online. Después de ver el mensaje no me quedó más remedio que abandonar la oficina virtual, descargar el formulario como en ocasiones anteriores, rellenarlo a mano y perder las dos horas de rigor en ir a la ventanilla a registrar el trámite en vez de estar trabajando.

Por supuesto y por desgracia, el caso de la Junta de Castilla y León no es único, sino que la sensibilidad hacia los estándares abiertos en los sistemas de administración electrónica de las administraciones públicas españolas deja bastante que desear. En el lado positivo está el hecho de que se anuncie la limitación de forma tan clara. Aunque no lo advertían, en otras oficinas virtuales de administraciones locales, autonómicas o del estado también me he encontrado con la imposibilidad de realizar un trámite desde un navegador diferente de Internet Explorer o de un sistema operativo diferente a Windows. Y en esos casos el resultado ha sido que he perdido varias horas hasta que finalmente he desistido y he descargado el formulario para rellenarlo en papel y enviarlo por correo. Por favor, sirva este ejemplo para que las administraciones públicas no obliguen a los ciudadanos a pagar licencias de sistemas propietarios fabricados por empresas privadas para hacer tareas que deben ser gratuitas para los ciudadanos, porque además son obligatorias para ellos. Y de forma especial para que lo tengan en cuenta cuando renueven sus sistemas.

lunes, mayo 09, 2011

En la Renta 2010 me he rendido a las primeras de cambio

La verdad es que el título lo dice todo. Este año no voy a poder aportar nada nuevo a todos aquellos que tienen problemas técnicos con el despliegue tecnológico que nos obsequia la Agencia Tributaria. Me remito a los artículos sobre la campaña de la renta que desde el año 2006 son tradición en Mi casa en Internet y que por desgracia siguen siendo útiles porque los problemas que documentan siguen sin resolver.

Todos los años me entero del comienzo de la campaña de la renta por el aumento del tráfico del blog, que a comienzos de abril experimenta un crecimiento grande debido a los artículos que enseñaban cómo descargar los datos fiscales sin necesidad de usar el Programa Padre o a cómo ejecutar el Programa Padre en Linux sin hacer la instalación completa.

Este año, utilizando el método que os expliqué el año pasado, conseguí ejecutar la versión del Programa Padre en Linux y descargar los datos fiscales sin problemas. Sin embargo al intentar importar los datos fiscales e incorporarlos a una nueva declaración, el programa daba un error no específico que no he tenido energía para perseguir. Mi gozo en un pozo.

Me anoto un gran fracaso online, porque este año debo confesar que a las primeras de cambio me rendí y en vez de localizar y solucionar el problema, busqué un viejo disco de Windows XP y lo instalé en un ordenador ya retirado. Así que sí, aunque dejé de dar soporte para Windows con Windows Vista, este año he hecho la declaración de la renta en Windows.

La presentación con el fichero .100 exportado desde Windows XP sí que la he realizado en Linux y con Firefox... el último gesto de rebeldía, que no justifica un éxito online y menos después de defraudar a la audiencia.

jueves, marzo 04, 2010

Las facturas virtuales de Iberdrola llegan por correo postal

Hace unos días expresaba mi cabreo con la Oficina Virtual de Iberdrola con un tweet en el que comparaba su nefasto funcionamiento con el de la web de Renfe. Big offense!!

Y eso que aquel día todavía no había recibido en mi buzón lo que veis en la foto de la izquierda: mis últimas 10 facturas de suministro de electricidad!!!

Esta ha sido la respuesta que Iberdrola ha dado a un correo electrónico en el que les notifiqué amablemente un error de la Oficina Virtual que me impedía acceder a mis facturas desde hacía varios meses:

Desde luego para hacer esto, bien podrían haber ahorrado un buen montón de cientos de miles de euros en desarrollo de software y haber seguido la idea de esta propuesta de rediseño de la web de Renfe, que es mucho más barata e igualmente funcional.

Lo más curioso es que el problema ya ha sido solucionado por lo que no habría sido necesaria esta orgía de impresión de facturas. En fin, no me queda más remedio que anotarme otro fracaso online por el gran desperdicio de papel que ha generado mi correo electrónico.

sábado, septiembre 06, 2008

El compromiso de sostenibilidad de Renfe... y la gominola

Stefano MortellaroConduzco un coche híbrido, utilizo bombillas de bajo consumo desde mucho antes de que Sebastián las descubriese, adquiero únicamente electrodomésticos del más alto nivel de eficiencia energética, separo la basura de forma escrupulosa. Vamos, que intento ser una persona responsable con el medio ambiente. No porque sea un neoconverso del cambio climático, sino simplemente porque creo que es el comportamiento correcto y responsable. En consecuencia, cuando compro un billete, por supuesto online, para viajar en el AVE a Madrid lo imprimo en una hoja usada por la otra cara y a mitad de tamaño para que el billete de ida y el de vuelta aparezcan en una única cara del folio.

Lo curioso es que este último compromiso con el medio ambiente me causa todos y cada uno de los viajes un altercado con las simpáticas azafatas del AVE. Unas veces con el tono más subido y otras menos, pero siempre tenemos nuestra discusión. Patricia puede dar fe ya que presenció alguna. Para mí es algo tan habitual como la gominola que reparten a los viajeros al comenzar el trayecto. La razón con la que me increpan siempre es la misma, que su lector de código de barras no puede leer el billete si está impreso en tan minúsculo tamaño (medio folio).

Siendo RENFE una compañía que presume de su compromiso de sostenibilidad y que incluso se permite darnos consejos de cómo conducir nuestra relación con el medio ambiente, es cuando menos una desfachatez que discuta conmigo por cumplir sus consejos y compromisos. No es nada más que otro ejemplo de cómo las políticas corporativas se diseñan como operaciones de marketing y no se las cree ni quien las encarga, probablemente a algún consultor que las copia de la wikipedia o de las que haya publicado otra compañía.
Así que por favor, eliminen su compromiso de sostenibilidad o háganlo cumplir, pero dejen de molestarme cada vez que cojo el tren. Desde luego yo no pienso imprimir los billetes ni en color ni en un folio completo. Seguiré discutiendo amablemente tantas veces como sea necesario, porque después de aguantar la cantinela, resulta que el lector de códigos de barras siempre ha funcionado correctamente con mi minúsculo billete.

martes, junio 17, 2008

Si ya tienes teléfono, ¿para qué quieres internet?

Con frecuencia he sostenido en artículos anteriores, sobre todo en fracasos, que si las administraciones públicas respondiesen al correo electrónico que publican en sus webs ya darían un gran paso en la digitalización de sus servicios. Sin embargo, la historia que os voy a contar me temo que echa por tierra todos los argumentos que he utilizado en esas ocasiones.

Cuando me dispuse a solicitar la cita para obtener un DNIe pensé que no podía haber ningún problema. Se trata de la inicitativa que probablemente más cuidado debería haber puesto en sus servicios "digitalizados". Sólo por cuestión de imagen y credibilidad ante unos ciudadanos ya de por sí con escaso interés en el asunto. Por supuesto, en unos minutos descubrí que existía un sistema telemático de solicitud de cita previa para la obtención del DNIe. A pesar de la infame ventana emergente que cambia la forma del navegador y de pedir datos como las 9 cifras del equipo de expedición (mira que son ganas de disuadir al usuario), no consiguieron desanimarme. Sin embargo cuando en el siguiente paso intenté solicitar sobre un bonito mapa la provincia en que deseaba la cita la aplicación no me lo permitió.

Mala suerte pensé, un error en la aplicación. Sin ninguna acritud envié un correo electrónico describiendo el problema por si no lo conocían a fin de que pudiesen solucionarlo. Y así lo dejé ya que no tenía ninguna esperanza de recibir respuesta. Ni siquiera pensé que la historia valiese que os castigase con otro artículo.

Has que recibí la respuesta impagable que podéis ver en la imagen:


Claro está que hacía varios días que yo solo, sin ninguna ayuda, había llegado a esa conclusión y había solicitado la cita por teléfono. No sólo no conseguí mi propósito sino que además he perdido un poco más la fe en el correo electrónico de las administraciones públicas, incluso en los proyectos que llevan la palabra "electrónico" en el nombre.

Supongo que en el fondo tienen razón. Al fin y al cabo el teléfono es una tecnología madura que tiene más de 100 años y su funcionamiento está sobradamente probado. Entre otras bondades, es bastante fiable, los usuarios están entrenados y está ampliamente desplegada. Con poner un 902 está hecho. Por cierto, publicar un número de teléfono fijo para que la llamada no tenga coste para los usuarios con tarifa plana sería un detalle. En fin que otro fracaso más, aunque este ha resultado bastante cómico.

domingo, enero 06, 2008

El papeleo analógico que origina un nacimiento en la era digital

Hace unas semanas nació mi hija Águeda Sofía y una de las cosas que me va a costar mucho explicarle cuando sea mayor es que su padre no fue el primero en realizar el anuncio en su blog. Es uno de los inconvenientes de tener amigos con blog, aunque Raúl lo eche de menos. No he publicado nada desde entonces pero no es porque no haya tenido motivos sino porque ha sido tan grande la cantidad de fracasos que me ha dado pereza documentarlos. Y es que siempre es mucho más agradable glosar los éxitos. Nuestra pequeña nueva ciudadana comenzó a relacionarse con las distintas administraciones públicas casi desde el mismo día en que nació y todos los trámites han sido completamente analógicos así que me va a costar resumir todos los fracasos en un sólo artículo.

El caso es que ya en la habitación de la maternidad comencé muy motivado investigando cuáles eran las cuestiones de las que debía ocuparme. Es mi primera hija y aunque la tradición oral te provee de los mínimos imprescindibles, lo primero siempre es documentarse. Pertrechado con mi ordenador portátil y mi conexión 3G en vez del clásico periódico, sin duda fui el padre más geek de toda la maternidad. Aunque seguro que no fue esa la palabra que utilizaron para describirme cada vez que me observaron con cara extrañada.

En fin, este es el resumen de las cuestiones de la que hay que ocuaparse en los primeros días después del nacimiento y cómo me apoyé (lévemente) en la tecnología para resolver cada una de ellas:
  1. Inscripción del nacimiento en el Registro Civil: Aquí no tuve ni oportunidad de intentar nada. Si todo va bien la madre sale del paritorio con su hijo/a en brazos y el otro progenitor con una carpetita llena de formularios e instrucciones. Aunque fueron necesarias dos visitas al Registro Civil, afortunadamente este trámite aglutina las obligaciones estadísticas con el INE y la notificación al ayuntamiento. No he conseguido ni localizar el enlace al boletín estadístico de parto así que si os equivocáis al rellenar el que os dan tendréis una gestión analógica más que realizar. El cuestionario que hay en la página de la encuesta de Movimiento Natural de Población desde luego no es el que yo cumplimenté.
  2. Inscripción en el sistema público de salud autonómico: Como puede realizarse directamente en la oficina de atención al paciente del hospital, no origina ni desplazamiento si se aprovecha un visita a la cafetería para pasar a entregar el formulario. Sólo es necesario rellenar un formulario y unos días después debe llegar lo que suele ser la primera carta a nombre del recién nacido con su tarjeta sanitaria individual. En nuestro caso, del Sacyl.
  3. Inscripción en el sistema nacional de salud. No comprendo ni la razón por la que es necesario realizarlo. El caso es que fueron necesarias dos visitas a una oficina de la Seguridad Social, porque el formulario que nos habían proporcionado en el Hospital no era el adecuado. Supongo que los grandes beneficios de la descentralización superarán este tipo de despropósitos en los procedimientos que no merecen más comentarios.
  4. Prestación por nacimiento en Castilla y León: Aunque sólo afecta a los nacimientos o adopciones en Castilla y León supongo que existirán ayudas semejantes o mejores en otras Comunidades Autónomas, países, pueblos o como se llamen ahora para no ofender ninguna sensibilidad. Os dejo el enlace a las bases de la prestación por nacimiento o adopción en Castilla y León porque no me resultó nada fácil localizarlo, aunque eso tampoco es extraño teniendo en cuenta cómo organizan y tratan la información las instituciones públicas. Un poco más escondido aún está este resumen. Por cierto el procedimiento es tan farragoso que yo valoraría si la ayuda os merece la pena teniendo en cuenta que menos un certificado de penales, piden de todo. Son 300€ 0 600€, según vuestra renta, que no sé cuanto tiempo tardarán en llegar, pero lo que sí es cierto es que te los hacen ganar.
  5. Deducción o prestación por nacimiento o adopción (los famosos 2500€): No es completamente justo incluir este trámite en la sección de fracasos ya que actualmente es posible realizarlo de forma electrónica tanto en su versión contributiva (modelo 140) como en la no contributiv a (modelo 141). Sin embargo, cuando yo lo realicé sólo se podían descargar los formularios en pdf. Aun así de todos los trámites fue el único que conseguí realizar en una única visita, cumplimentando un formulario sencillo y sin documentación añadida. Además, en unas pocas semanas estaba ingresado en la cuenta corriente de la madre. Aunque en otras ocasiones no he sido muy amable con la Agencia Tributaria, lo cierto es que no está entre las 100 peores administraciones públicas con las que he tratado.
Después de todo este rollo, la conclusión es que la otra cuestión que me va a resultar complicado explicar a mi hija cuando tenga edad de leer este artículo es que a pesar de haber nacido en un mundo que será digital y global si nada lo remedia, su padre tuvo que utilizar los dos días del antiguo permiso de paternidad para recorrer oficinas de administraciones públicas. Tendré que explicarle que no fui capaz de hacer ni un sólo trámite relacionado con su nacimiento utilizando medios electrónicos. Creo que no había escrito mi nombre tantas veces con un bolígrafo desde que hacía las prácticas de caligrafía con los cuadernos de Rubio. Esto, junto con los paseos, autobuses o dobles-filas, ventanillas o mostradores, colas o números de turno y los inevitables "vuelva usted mañana" me devolvieron esos días a los tiempos de Larra.

Valga también el artículo para padres primerizos que no conozcan los trámites obligatorios y recomendables que deben realizar después del nacimiento de sus hijos, y como anuncio del nacimiento de Águeda Sofía. Aunque sea con un poco de retraso y ni siquiera sea el primer medio de comunicación online en publicarlo.

sábado, mayo 12, 2007

Descargar los datos fiscales... haciendo el pino

Este año me disponía a cumplir con mis obligaciones tributarias con entusiasmo..., y no porque esperase una cuantiosa devolución. Resulta que hace unas semanas descubrí con emoción que la Agencia Tributaria había lanzado una versión multiplataforma del programa de cálculo de las retenciones del IRPF. Por algún extraño motivo asumí que iba a poder escribir este artículo alabando ese gran paso para el ciudadano que habría sido no tener que buscar un ordenador con Windows, Internet Explorer, privilegios de administrador, y alguna versión de Java del lustro anterior, para conseguir hacer la declaración de la renta.

Como no había instalado el programa de cálculo de las retenciones (no es una tarea que yo haga habitualmente), pues no sabía en ese momento que no funcionaba, al menos en mi equipo. La verdad es que no era algo muy difícil de imaginar viendo el formato que habían elegido para empaquetarlo. De todos modos no es mi objetivo criticar la forma en que han realizado la implementación, no vaya a ser que los desanime ahora que han empezado. Esperemos que estén cogiendo experiencia y que en próximos intentos descubran los mecanismos de empaquetado del siglo XXI.

En fin, después de darme cuenta que había sido demasiado optimista me puse a la faena, pensando que quizá el año que viene consigamos dar otro pasito y no le di más vueltas. Así, descargué e instalé el programa "Renta y Patrimonio 2006", (en el directorio predeterminado ya que pretendía usar las opciones telemáticas), le asigné privilegios de administrador al directorio (este año no iba a pasarme otra vez lo de tener la declaración a medias y al intentar guardarla descubrir que iba a tener que volver a empezar), instalé la versión de java recomendada, importé mi certificado digital a Internet Explorer y me dispuse a descargar los datos fiscales para incorporarlos directamente a mi declaración. Abordé estas tareas con disciplina y absoluta resignación, si cuestionar lo absurdo de la mitad de las operaciones que acabo de describir y sin intentar descubrir el misterioso proceso de razonamiento que las había motivado. Esto ya lo había hecho en campañas anteriores, así que este año decidí ser disciplinado e incluso usar Internet Explorer si era necesario.

El caso es que después de rellenar las seis primeras pantallas y dar al botón “Incorporar datos fiscales”, pensé que todo iba sobre ruedas y que en una hora más o menos iba a conseguir terminar presentando la declaración de forma telemática. Lejos de finalizar la operación satisfactoriamente obtuve este error, que no conseguí averiguar a qué se debía:


Guardé la declaración (al menos tenía los datos personales), cerré mi sesión y como no estaba dispuesto a tener problemas, decidí hacer todo en adelante como usuario administrador (afortunadamente tenía esta posibilidad). Los niños que lean esto no deben intentar repetirlo... no es una buena práctica usar un ordenador como usuario administrador ni aunque uno crea que sabe lo que hace. Yo sé lo que hago y utilizo un usuario sin privilegios.

Sin embargo, aquí es donde empezaron mis verdaderos problemas, justo cuando pensaba que habían terminado. Para empezar, sólo es posible incorporar los datos fiscales en el exacto punto que he descrito antes así que tuve que volver a rellenar las seis pantallas cada vez que abría y cerraba el programa para probar algo nuevo. Más privilegios, cambio en las extensiones asociadas a determinados tipos de archivo, navegador predeterminado, otras versiones de java, y otro montón de tonterías que se me fueron ocurriendo o que leí en la sección de preguntas frecuentes y que no me llevaron nada más que a perder el tiempo. Por señalar algo positivo, importar los datos personales desde la declaración del año anterior hace todo esto algo menos pesado, pero aun así hay que pasar por seis pantallas para llegar al botón “incorporar datos fiscales”.

Cuando ya iba a desistir y después de haber dedicado un par de horas a estropear la configuración del ordenador, finalmente conseguí mis datos fiscales como suelen resolverse estas cosas, probando algo que no venía a cuento fruto de la desesperación. Resulta que utilizando esta dirección:

https://www5.aeat.es/es13/h/servurls.html
?WEB=INTERNET&PRG=100&EJE=2006
&VER=1.01&URL=DFC&EXT=?nif=[nif]&ape=[apellido]

en la que
[nif] = tu número de nif
[apellido] = tu primer apellido


que forma parte del mensaje de error, conseguí acceder a la descarga de los datos fiscales. Mira que sería sencillo un enlace desde el portal de servicios personalizados de la campaña de la renta. Al menos ahora está documentado algo parecido en la sección de preguntas frecuentes como último recurso.

Resumiendo, que me apunto otro fracaso más, porque aunque haya conseguido descargar los datos fiscales habría tardado mucho menos escribiéndolos a partir de la documentación que he recibido por correo ordinario. Cuando termine de revisar la declaración, y la presente de forma telemática, espero poder apuntarme el éxito por haber ahorrado unos folios, que al fin y al cabo el medio ambiente saldrá beneficiado. Lo que tengo asumido es que tendré que crear un agujero de seguridad en el ordenador que justificaría apuntarme otro fracaso, pero de eso es mejor ni hablar... al fin y al cabo la Agencia Tributaria es un modelo de administración moderna y telemática... En fin... es lo que hay. Por lo menos el proceso de devolución suele ser rápido y eficaz.

lunes, marzo 26, 2007

"La Última Cena" no estaba en el ciberespacio

Hace unas semanas hicimos una pequeña escapada de fin de semana a Milán con dos amigos cuyas vidas son mucho más analógicas que las nuestras a pesar de mis esfuerzos por ir digitalizándolos poco a poco. Además de pasar un fin de semana agradable visitando Milán gracias a las bondades de los vueltos de bajo coste desde los aeropuertos de provincias, la planificación del viaje para mí era también un ejercicio para realizar todas las gestiones necesarias utilizando servicios del ciberespacio.

La primera parte fue como la seda, cumplí con todos los requisitos de mi experimento y como la mayor parte de estas gestiones las llevo haciendo varios años cada vez que viajo, ni tan siquiera la selección de proveedor me llevó demasiado tiempo. Así, en unos pocos días después de cenar:

  1. Compré los billetes de avión a Ryanair. La elección era sencilla ya que pretendíamos salir desde el aeropuerto de Valladolid. Ni siquiera fue necesario comprobar el precio en otras compañías.
  2. Realicé la reserva del hotel con Bancotel. Encontré un buena opción sin necesidad de ir a otro tipo de operadores más globales como hotels.com, hotelclub o booking.com
  3. Alquilé un coche a Hertz. Otras veces había utilizado Europcar porque tienen una mejor política de devolución de los vehículos en puntos distintos al de recogida. Esta vez, sin embargo, Hertz me cautivó con su línea de coches ecológicos.

Es cierto que todo esto no es gran cosa, estas gestiones las hace cualquiera desde finales de los 90 incluso sin ser un usuario demasiado avanzado. En la segunda fase y con lo imprescindible solucionado subí un poco el nivel:

  1. Planifiqué y descargué las rutas de los trayectos que íbamos a realizar en coche con Google Maps para utilizarlas con el Maemo Mapper en mi Nokia 770.
  2. Descargué los planos de Milán desde Google Maps para no tener la necesidad de utililizar un plano convencional de papel. De todos modos traje uno en papel para Isa, que también está en un estado de digitalización menos avanzado.
  3. Consulté la disponibilidad y precios de parking en el aeropuerto, horarios y localización de algunos museos.
  4. Contacté con el hotel por correo electrónico para comunicarles nuestra hora de llegada ya que era posterior al límite que tenían establecido para garantizar la reserva.
  5. Intenté sacar unas entradas para ver una ópera en la Scala. Aquí la barrera fue el presupuesto ya que aparentemente no había ningún problema para realizar la compra a través de internet.
  6. Finalmente intenté reservar la visita para ver "La Última Cena" de Leonardo Da Vinci en Santa Maria delle Grazie a través del sitio web de reservas online que tienen habilitado. No fue posible porque no había plazas para ese fin de semana, a pesar de que intenté hacer la reserva con más de un mes de antelación. O al menos eso fue lo que parecía desde Valladolid...

Para los que sabemos de arte lo justo para distinguir un cuadro de una escultura, “La Última Cena” de Leonarno Da Vinci, junto con Il Duomo son quizá las dos únicas cosas que la cultura general nos trae rápidamente a la memoria cuando se habla de hacer una visita a Milán. A pesar de la decepción por no haber podido conseguir una visita, yo tenía la sensación de haber triunfado en el ejercicio y me veía con autoridad para apostolar un poco acerca de las bondades del digital way of life. Sin embargo, cuando llegamos a Santa Maria delle Grazie dando un paseo el sábado de la mañana esta impresión se vino abajo rápidamente.


Después de haber visto el calendario de reservas online esperábamos encontrar una cola semejante a la de un estreno de starwars o a la del primer día de rebajas en El Corte Inglés. El caso es que la situación no era ni parecida, no más de 10 personas en toda la plaza, ninguna de ellas con ánimo de hacer cola ni la más mínima tensión que se suele manifestar cuando existe la posibilidad de perder la preciada plaza, reservada 3 años antes... Algo no encajaba.


Cuando preguntamos a las personas encargadas de atender a los visitantes a Santa Maria nos informaron amablemente de que con menos de una semana de antelación era posible encontrar una plaza en fin de semana (las más cotizadas). Además, si así lo deseábamos, ese mismo martes podíamos realizar la visita los cuatro. "No comprendo", le dije, "hace más de un mes que intentamos reservar a través de internet y no había plazas...". "Ya, bueno, es que a través de internet se ofrecen muy pocas plazas... para que las agencias no las acaparen. Para asegurar que las plazas se asignan a particulares la reserva se deben hacer por teléfono" – nos informó de nuevo amablemente la señorita- Por teléfono, pensé, ni se me habría pasado por la cabeza la posibilidad de hacer tal cosa... En fin, además de no poder ver el cuadro, la confianza de mis dos amigos en la ciudadanía digital se vio completamente minada porque a ellos la visita les hacía mucha más ilusión que a mí.


Aunque el resto de las gestiones relacionadas con el viaje fueron un éxito, voy a apuntarme un fracaso porque la organización de viajes a través de internet desde hace varios años ya no es un reto. Son estas pequeñas gestiones las que representan la posibilidad de dar un paso más allá, reservar una entrada para la ópera u organizar la visita a una iglesia o museo locales. Por tanto, primer fracaso al zurrón digital y ya sabéis si váis a Milano y leer El Código da Vinci os ha dado ganas de ver Il Cenacolo, usad el teléfono para reservar, nada de Internet. Si no tendréis que conformaros con los iconos de la cultura pop, quizá una visita a San Siro y otra a la tienda de Armani después de pasar por la Galería Vittorio Emanuelle II.