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jueves, abril 14, 2011

La toma de decisiones del ciudadano digital basadas en la transparencia de las administraciones

Tanto en este blog como en Open Economy, con frecuencia escribo sobre cuestiones relacionadas con la apertura de datos del sector público, pero casi siempre desde la perspectiva de la creación de valor por parte de las empresas a través de la reutilización de datos públicos. La ponencia que daré en Murcia el viernes 15, explicando lo que hacemos en Euroalert, es un buen ejemplo de lo que os digo.

Sin embargo hay otra muy buena razón para reclamar políticas y acciones de apertura de datos públicos por parte de nuestras administraciones. Se trata de la posibilidad de tomar de mejores decisiones como ciudadanos (digitales o no) en nuestra vida diaria, simplemente por tener disponibles datos e información sobre cuestiones que nos afectan.

Os daré un ejemplo. La semana pasada el Ayuntamiento de Valladolid comenzó a hacer obras en la calle donde vivo, de las que por supuesto no tuve más información previa que el ir y venir de operarios las semanas anteriores. Como tengo la esperanza de que arreglen las estrechas e incómodas aceras de asfalto y las sustituyan por fin por otras un poco más anchas y con baldosas, he acogido con ilusión el proyecto. Sin embargo no sé si esto va a ocurrir, en qué van a consistir las obras, cuánto van a durar ni qué fases me van a permitir circular o no por la calle. Quizá hayan decidido construir un ramal del Canal de Castilla y dejar las aceras como están.

Lo peor es que ni siquiera tengo una forma sencilla de averiguarlo. Navegué el web del Ayuntamiento de Valladolid, hice una pregunta al magnífico servicio 010 del que ya he hablado en otras ocasiones, estoy atento al canal en twitter del ayuntamiento de Valladolid... Y nada. Sólo el 010 me respondió, de forma muy escueta informándome de forma muy general con las características de la obra y su duración estimada. Eso sí, debo decir que me respondieron tan rápido como suelen.

Está claro que con un poco más de información durante estos meses tanto mis vecinos como yo, podríamos tomar mejores decisiones los días que duren las obras. Como bonus, si el proyecto lo hubieran anunciado con anterioridad incluso a lo mejor los vecinos podríamos haber opinado y aportado alguna sugerencia valiosa. Pero esto a día de hoy es ciencia ficción en España... He oído decir que en otros países lo llaman participación. Y luego los políticos se preguntan por qué la sociedad se siente tan alejada de sus gobernantes... cuando no nos tienen en cuenta ni para lo más básico... mejorar nuestro día a día, simplemente siendo un poco más abiertos.

viernes, octubre 12, 2007

Esta vez sí obtuve un certificado de empadronamiento... y no un volante

Antes de contar esta historia tengo que aclarar que en realidad nunca he conseguido un certificado de empadronamiento online... hasta ahora. Me explico. Mi ignorancia acerca del funcionamiento de la administración pública me llevó a solicitar un certificado de empadronamiento (cuando en realidad necesitaba un volante), y como quien me atendió en el 010 no me corrigió y me envió mi volante de empadronamiento, yo acabé contando mi éxito online muy orgulloso, y confundiendo a mis 15 lectores.

En esta ocasión, como ya había solitado una vez lo que yo pensaba era el mismo documento, me enfrenté a este trámite con la seguridad de quien ya ha triunfado una vez y conoce el procedimiento. Por primera vez, lo tenía todo documentado en un post anterior así que no podía fallar nada. En ese momento recordé que llevaba algún tiempo viendo por la ciudad carteles publicitarios anunciando Tramit-AVA en los contenedores de pilas de reciclaje así que pensé que era un buen momento para echarlo un vistazo. Efectivamente uno de los trámites que es posible realizar online a través de este servicio es la “solicitud de volante de empadronamiento”. Será que es un volante y no certificado y yo lo he llamado mal toda la vida, pensé. Ya me había ocurrido algo parecido cuando solicité un certificado, que no partida, de nacimiento así que cumplimenté el formulario y pulsé enviar sin darle más importancia.

Al día siguiente, recibí un amable correo electrónico desde el negociado de población del Ayuntamiento de Valladolid indicándome que un volante no es lo mismo que un certificado y que éste último no se puede solicitar a través de Tramit-AVA. En el mismo correo me explicaban que debía ir personalmente al Ayuntamiento para entregar la instancia de solicitud del certificado de empadronamiento junto con una fotocopia de mi DNI, y que si tenía alguna duda más podía utilizar el 010.

Con esta respuesta me dirijí de nuevo al 010 para preguntar si había alguna forma de resolverlo sin tener que desplazarme hasta el Ayuntamiento. En unos minutos me respodieron que podía remitir la solicitud por fax y que me lo enviarían por correo certificado a mi domicilio. Por cierto, la rapidez de respuesta del servicio del o1o a cualquier hora del día es impresionante. Quizá sea yo el único ciudadano que lo utiliza. Decidí tentar mi suerte (tampoco tenía un fax a mano) y lo envié todo escaneado adjunto a un correo electrónico. Algo más de una semana después ya tenía el certificado de empadronamiento en casa. Para ser el mes de agosto, es un plazo más que razonable.

A pesar del aparente lío y de la poca claridad en la información acerca de los procedimientos tengo que, además de anotarme un éxito online, volver a felicitar al Ayuntamiento de Valladolid. Sencillamente porque no ignora los correos electrónicos de los ciudadanos como hacen la mayor parte de las administraciones públicas y porque tiene voluntad de resolver los trámites evitándome el desplazamiento. Esto sería suficiente para que todas las administraciones públicas, sin demasiada inversión, diesen un paso de gigante en administración electrónica. Sólo con que respondiesen al correo electrónico. Ese instrumento que unos dicen que está muriendo y que sin embargo la gran mayoría de usuarios, incluyendo los que son funcionarios públicos, no ha aprendido a utilizar correctamente.

Voluntad de no hacerme ir y responder al correo es todo lo que hace falta en la mayor parte de los casos para que los ciudadanos podamos ser un poco más digitales sin que las administraciones tengan que vaciar sus arcas en costosos proyectos de consultoría y licencias de software de última generación. No parece tan complicado.

lunes, febrero 26, 2007

El 010 del Ayuntamiento de Valladolid y el certificado de empadronamiento que me trajeron los reyes magos

En beneficio de la captatio benevolentiae (por cierto, tengo que liar a mi amigo Iñaki para que escriba el artículo para la wikipedia), me voy a permitir contar cada una de estas pequeñas historias como si acabasen de ocurrir. Esto no siempre va a ser cierto, como es el caso, pero creo que no tiene ninguna importancia, sobre todo cuando se trate de poner de manifiesto el buen funcionamiento de un servicio como es este caso. Cuando se trate de alguno de mis fracasos online, intentaré cercionarme de que no ha mejorado el servicio desde mi patinazo.

Renovar el D.N.I. es una tarea completamente rutinaria, salvo en las ocasiones en que se produce algún cambio significativo en tu situación personal. En mi caso se trataba de un cambio de empadronamiento que es necesario acreditar con el correspondiente certificado que expide el ayuntamiento de tu municipio. Como es habitual, aunque no sea lógico, la administración hace recaer en tí como administrado la tarea de demostrar la nueva situación con documentación que expide la propia administración. Aunque sean de distinto rango, en este caso estatal (el Ministerio del Interior) frente a local (el Ayuntamiento de mi ciudad, esto es, el de Valladolid), deberían "hablarse" entre ellas, pero esa es otra historia.

El caso es que tratándose de un Ayuntamiento de un cierto tamaño (no es que Valladolid sea como Madrid, pero tampoco es un pueblo pequeño de la montaña) pensé que podría haber dado un cierto número de pasos en cuanto a servicios digitales al ciudadano se refiere. Después de revisar con detalle el sitio web del Ayuntamiento de Valladolid y no conseguir localizar la página de información acerca del trámite descargué el formulario normalizado de solicitud del certificado y comencé a hacerme a la idea de que iba a tener que ir a la oficina del Ayuntamiento y describir mi primer fracaso en este post.

Sin embargo, mientras hacía cábalas acerca de cuándo podía planificar una salida de la oficina que se presentaba larga (y de cómo iba a recuperar después ese tiempo de trabajo), pensé que sería una buena idea utilizar el canal de contacto con el Ayuntamiento para expresarles mi descontento con un trámite que me iba a obligar a perder varias horas de trabajo. Y esto es lo que pasó (las fechas y horas son completamente rigurosas):
  1. 21.51 horas del día 3 de Enero. Envío un escueto correo preguntando muy correctamente si existe alguna forma de obtener un certificado de empadronamiento sin tener que ir a las oficinas del ayuntamiento.
  2. 22.13 horas del mismo 3 Enero (sí, exactamente 22 minutos después). Recibo un amable correo indicándome que si les facilito una serie de datos me enviarán el certificado por correo ordinario.
  3. 22.23 horas. 10 minutos después. Todavía perplejo y emocionado escribo a toda prisa un correo con los datos que me solicitan.
  4. 22.33 horas. Otros 10 minutos después. Sin más, me confirman por correo electrónico que el certificado ha sido emitido y que por la mañana saldrá por correo ordinario a mi domicilio.

No cabe otro calificativo que el que se resume en las dos conocidas palabras que incorporó ese gran académico que es Jesulín de Ubrique a nuesto leguaje: “IM”-“PRESIONANTE”. Ni que decir tiene, que efectivamente, dos días después el certificado estaba en mi buzón, y eso que era un 5 de Enero, con medio país de resaca navideña y el otro medio esperando a los reyes magos de oriente.

En fin, soy consciente de que se puede sacar punta muchas de las cuestiones que he descrito, pero no es ese mi ánimo ni el objetivo de este pequeño proyecto. No obstante, si un servicio así funciona tan extrardinariamente bien, ¿no vale la pena al menos un párrafo en el sitio web del Ayuntamiento explicando que basta enviar un correo electrónico y que no es necesario ir físicamente a las oficinas? ¿Cuántas horas se malgastan a diario por este motivo? Además me imagino que este funcionamiento será similar para otro buen número de servicios (por cierto la documentación la tuve que localizar a través de una búsqueda en Google). Pero, si nadie nos lo dice, ¿cómo los vamos a usar?, sobre todo pensando en aquellos usuarios menos avanzados a los que encima últimamente se acusa de no poner interés en la sociedad de la información.

En cualquier caso, salvo este “pequeño” detalle de comunicación, tanto el funcionamiento, como el trato y la eficacia del servicio que he obtenido sólo lo puedo calificar como excelente y ejemplar. Exitos online 1 – Fracasos online 0